• Ficha informativa: la hoja de coca y las convenciones de la ONU

    Diez puntos básicos sobre la hoja de coca y las convenciones de drogas de la ONU

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    1. Según las recomendaciones de un estudio encargado por el ECOSOC y publicado en 1950 con el título Informe de la Comisión de Estudio de las Hojas de Coca, “el hábito perjudicial de masticar coca” debía frenarse en unos años.

    2. En 1952, el Comité de Expertos de la OMS en Drogas Toxicomanígenas concluyó que “la masticación de la coca presenta unas características tan parecidas a la adicción (…) que debe definirse y tratarse como tal”, y así se lo aconsejó a la Comisión de Estupefacientes.

    3. La coca, junto con el cannabis y el opio, se convirtió en uno de los principales objetivos de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, que incorporó restricciones especiales sobre su cultivo, dispuso que su uso tradicional se eliminara en un un plazo de 25 años a partir de la entrada en vigor de la Convención y clasificó la hoja de coca en la Lista I, como una sustancia “susceptible de uso indebido”.

    4. La Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988 obligó a los Estados a criminalizar la coca en virtud del segundo párrafo del artículo 3: “A reserva de sus principios constitucionales y de los conceptos fundamentales de su ordenamiento jurídico, cada una de las Partes adoptará las medidas que sean necesarias para tipificar como delitos penales conforme a su derecho interno, cuando se cometan intencionalmente, la posesión, la adquisición o el cultivo de estupefacientes o sustancias sicotrópicas para el consumo personal en contra de lo dispuesto en la Convención de 1961, en la Convención de 1961 en su forma enmendada o en el Convenio de 1971”. Sin embargo, esa misma Convención también contempla una salvedad en caso de uso tradicional en su artículo 14: “Cada una de las Partes adoptará medidas adecuadas para evitar el cultivo ilícito de las plantas que contengan estupefacientes o sustancias sicotrópicas, tales como las plantas de adormidera, los arbustos de coca y las plantas de cannabis, así como para erradicar aquellas que se cultiven ilícitamente en su territorio ”, si bien especifica que “las medidas que se adopten deberán respetar los derechos humanos fundamentales y tendrán debidamente en cuenta los usos tradicionales lícitos, donde al respecto exista la evidencia histórica”. Bolivia fue el único país que presentó una reserva oficial sobre la firma –y posteriormente sobre la ratificación– del convenio para preservar el derecho a usar la hoja de coca con fines tradicionales.

    5. El Informe anual de la JIFE correspondiente a 1994 subrayaba: “Es necesario resolver el conflicto que existe entre las disposiciones de la Convención de 1961 y las perspectivas y la legislación de los países donde el uso de la hoja de coca es legal. Se debe emprender un análisis científico para valorar el hábito de la masticación de la hoja de coca y el consumo de mate de coca”. El Suplemento del informe de 1994 también dedicó un apartado a la ‘Hoja de coca: necesidad de disipar determinadas ambigüedades’, en que se instaba a “examinar la situación de los Estados Partes en la Convención de 1961 que han formulado reservas acogiéndose a su artículo 49 (…) Apremia efectuar una evaluación fidedigna de la costumbre de masticar hojas de coca”.

    6. En 1995, la OMS finalizó “el mayor estudio mundial sobre la cocaína hasta la fecha”, que incluía un análisis del uso de la hoja de coca. El estudio concluyó que “el consumo de hojas de coca no parece tener efectos negativos para la salud y tiene funciones terapéuticas, sagradas y sociales positivas entre los pueblos indígenas andinos”, al parecer uno de los motivos por los que quedó atascado en el proceso de revisión entre pares y nunca llegó a publicarse.

    7. En septiembre de 2007, la ONU adoptó la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que refleja un compromiso global para respetar las tradiciones culturales y las prácticas medicinales de todas las poblaciones indígenas. Este reconocimiento genera una clara contradicción en el derecho internacional con respecto a la situación jurídica del uso tradicional de la coca.

    8. En marzo de 2009, el Gobierno boliviano propuso enmendar la Convención Única de 1961 eliminando dos subapartados del artículo 49 que prohíben la masticación de la hoja de coca. Un grupo de países encabezado por los Estados Unidos presentó objeciones en el período de 12 meses contemplado por el procedimiento, con lo que la propuesta de enmienda quedó bloqueada.

    9. En julio de 2011, Bolivia denunció la Convención Única de 1961, medida que entró en vigor en enero de 2012. Bolivia volverá a adherirse al tratado el 10 de enero de 2013 con una nueva reserva sobre el uso de la hoja de coca que solo será efectiva si dos tercios de las Partes de la Convención no plantean objeciones. El hecho de si Bolivia optará por volver a adherirse a la Convención en el improbable caso de que la reserva no sea aceptada es, de momento, un interrogante.

    10. En febrero de 2012, Bolivia respondió al Informe anual de la JIFE de 2011, en cuyo Prefacio se acusaba a La Paz de minar la integridad del sistema de fiscalización internacional de drogas por servirse del mecanismo de denuncia y nueva adhesión con reservas –legítimo pero raramente usado– para defender los usos tradicionales de la hoja de coca.

    Última actualización: 12 de septiembre de 2012

  • Proyecto de ley Nº 0392/2011-2012

    LA ASAMBLEA LEGISLATIVA PLURINACIONAL

    DECRETA:

    I. De conformidad con el Artículo 260 de la Constitución Política del Estado se aprueba la determinación del Órgano Ejecutivo de denunciar la "Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961 enmendada por el Protocolo de 1972 de Modificación de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes", antes del 1 de Julio del 2011.

    II. El 1 de enero del 2012 el Órgano Ejecutivo solicitará su adhesión a la "Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961 enmendada por el Protocolo de 1972 de Modificación de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes", presentando de manera simultánea una reserva sobre el Artículo 49 numerales 1 inciso c) y 2 inciso e), vinculados al Artículo 26, de conformidad al Artículo 384 de la Constitución Política del Estado, que incluya la preservación del masticado (acullico) de la hoja de coca y este en concordancia con la reserva presentada el 10 de Julio de 1990 a la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988.

    III. El Estado Plurinacional de Bolivia, en el marco de su Constitución Política del Estado, cumplirá plenamente con los términos acordados en la "Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961 enmendada por el Protocolo de 1972 de Modificación de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes", hasta que entre en vigencia la nueva adhesión.

    IV. Una vez concluido el proceso de adhesión y reserva, el Órgano Ejecutivo remitirá la "Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961 enmendada por el Protocolo de 1972 de Modificación de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes" y la respectiva reserva a la Asamblea Legislativa Plurinacional para su ratificación de conformidad con el Artículo 158 inciso 14 de la Constitución Política del Estado.

  • Sistema sobrecarregado

    Prisões e Leis de Drogas na América Latina
    Sumário Executivo
    Transnational Institute (TNI) / Washington Office on Latin America (WOLA)
    Dezembro 2010

    sistemas-smallPrivar alguém de sua liberdade é uma das formas mais formidáveis de poder de um Estado. A forma como o Estado exercita esse poder, acertando a balança entre o dever de garantir a segurança pública e a obrigação de respeitar os direitos humanos fundamentais, é da mais alta importância. A operação do sistema de justiça tem repercussões para a sociedade como um todo.

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  • Respaldo al pedido boliviano sobre la hoja de coca

    Red Andina de Información

    Relación de Declaraciones y Comunicados que respaldan la preservación del masticado de la hoja de coca y la propuesta boliviana de enmendar la Convención Unica de Estupefacientes en este sentido.

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  • Mito 5: Coca y sociedad

    coca-sitinLos cocaleros deberían ser considerados como traficantes de drogas / Los cocaleros sólo cultivan coca para satisfacer los usos indígenas tradicionales

    Es en el terreno social donde las actitudes en torno a la coca pueden a veces encontrar sus expresiones más intransigentes, con posturas extremas respaldadas por unos prejuicios culturales profundamente arraigados. Algunos dicen que “los campesinos cocaleros deben ser acusados de narcotraficantes”, mientras otros afirman que “los campesinos cocaleros cultivan la coca solamente para satisfacer los usos  indígenas tradicionales”.

    Muchas de las primeras condenas del hábito de la coca tenían un claro sesgo racista o etnocéntrico. No es sorprendente, por lo tanto, que el reciente renacimiento del sentimiento nacionalista e indigenista en los Andes haya conducido a una revaloración positiva del uso ancestral de la coca y la lenta difusión de un mejor entendimiento de la planta en nuevos contextos sociales. El objetivo de esta reevaluación de la coca es, evidentemente, distinguir entre el consumo de la hoja y el de su alcaloide refinado y, por tanto, separar el estereotipo del “drogadicto” de la imagen de un masticador de coca tradicional.

    Al mismo tiempo, es innegable que los campesinos han utilizado muchas veces el estatus tradicional de la hoja para defender sus cultivos ante la erradicación forzosa, sobre todo en Bolivia y Perú, siendo conscientes de que la mayor parte de su cosecha terminará probablemente en pozas de maceración para la producción de cocaína. El cultivo de coca se defiende con argumentos económicos y culturales. La simple realidad es que aunque los productores preferirían que su cosecha tuviera un mercado internacional legal, la actual demanda de coca sigue respondiendo fundamentalmente a la producción de cocaína.

    La coca ha dejado de ser hoy día algo exclusivamente étnico y se está consumiendo en zonas geográficas y entre grupos sociales – estudiantes, trabajadores urbanos, la clase media ‘alternativa’ – que, hace sólo una generación, la habrían encontrado inaceptable. En Chile, Paraguay, Ecuador, Venezuela y Brasil – incluso en Europa y Norteamérica – están surgiendo pequeños mercados para los productos de la coca.  Así, en lugar de desaparecer, el consumo de coca está experimentando actualmente un renacimiento, en gran medida fuera de los límites de lo que se consideraría “tradicional” en términos puristas.

    Esto demuestra lo poco eficaces que han sido las convenciones de la ONU para eliminar el consumo de hoja de coca en Suramérica y lo poco realista que es que la JIFE siga insistiendo en que los Estados miembro sólo autoricen los usos “médicos y científicos”. Además, subraya la necesidad de definir el “consumo tradicional” en términos que no sean ni étnicos ni geográficos, sino como cualquier uso de la hoja de coca en formas que no estén sujetas a manipulación química.

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    Más información: Los mitos de la coca, Drogas y conflicto documentos de debate, junio de 2009

  • Mito 4: Coca y ambiente

    cocasprayingEl cultivo de coca está destruyendo la selva / El cultivo de coca es ideal para las tierras menos fértiles de los trópicos y se cultivará en todos sitios cuando se legalice

    Desde al menos los años ochenta, se ha constatado un esfuerzo sistemático de relacionar el cultivo de coca con una importante degradación ambiental, un fenómeno recientemente bautizado por el Gobierno colombiano como "ecocidio". Por otro lado, otros afirman que la "coca es un cultivo ideal para los suelos pobres de los trópicos".

    El impacto del cultivo de la coca en la deforestación de la selva virgen se ha exagerado deliberadamente, con el claro objetivo de conseguir apoyos políticos para las campañas de erradicación. La coca raramente se planta en zonas de bosques vírgenes, ya que éstas exigen un tremendo esfuerzo para despejar el terreno, en el que quedan tocones y troncos de árbol caídos, y eso hace que la recolecta de las hojas sea poco práctica y requiera mucha mano de obra. Los datos de la deforestación, como es de esperar, nunca se han analizado a la luz de qué tipo exacto de vegetación se ha despejado para plantar coca. El cultivo de coca, además, se organiza mejor en unidades familiares que en grandes plantaciones, lo cual produce el efecto de dispersar los cultivos en pequeñas parcelas que no suelen sobrepasar la hectárea.

    Por otro lado, hay que destacar – y no cansarse de repetir – que las campañas de erradicación de la coca han exacerbado lo que podría haber sido un fenómeno relativamente contenible y han obligado a los cocaleros a reubicarse, despejar nuevas áreas y dedicarse a prácticas agrícolas cada vez más depredadoras.

    Tanto las erradicaciones manuales como las fumigaciones aéreas con glifosato tienen el efecto de desplazar aún más a los productores de coca y sus cultivos, lo cual lleva a ocupar y despejar nuevas zonas. La erradicación forzosa también se traduce en unas prácticas agrarias más depredadoras, ya que se deben asegurar unas cosechas más rápidas antes de que lleguen las fuerzas de la erradicación. Esto conduce a una población excesiva de los campos de coca, el agotamiento del suelo y la necesidad de utilizar cada vez mayores cantidades de fertilizantes y pesticidas. Las fumigaciones con glifosato –el eje central del Plan Colombia– han supuesto el coste ambiental añadido de destruir toda la flora en torno a las zonas de producción de coca, así como una serie de repercusiones para la salud humana.

    De otra parte, con miras a neutralizar este "ecocidio", el Gobierno colombiano – con la generosa financiación de los Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea – ha puesto en marcha proyectos de desarrollo alternativo cuyas consecuencias, tanto desde el punto de vista social como ambiental, parecen considerablemente más alarmantes que el problema que se supone que deben resolver. En algunas regiones de Colombia, las mega plantaciones – como la de la palma de aceite – se han expandido a costa de la expulsión violenta de cocaleros independientes, un patrón que se repite en muchas otras zonas del país. Estas políticas han generado increíbles niveles de penuria y violencia, así como desplazamiento interno, 'limpieza' social, fragmentación política y contrarreforma agraria.

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    Más información: Los mitos de la coca, Drogas y conflicto documentos de debate, junio de 2009

  • Mito 3: Coca y adicción

    cocaine-boehringerEl consumo de coca provoca un tipo de drogodependencia / El consumo de coca cura la dependencia de la cocaína y el crack

    Para algunos, “el uso de la coca produce un tipo de drogodependencia”, mientras que para otros, “su consumo cura la dependencia de la cocaína y del crack”. Y como anotara irónicamente un experto peruano en 1952, existe una tercera posición, la de los miembros de la ONU que mantienen que aunque no produce adicción debería ser tratada como tal puesto que es un hábito pernicioso. La falta de corroboración científica no impidió que el Comité de Expertos en Farmacodependencia de la OMS dictaminara en dos ocasiones, en 1952 y 1953, que la masticación de coca se debería considerar, efectivamente, como una forma de “cocainismo”.

    A pesar de ser consumida por millones de personas sin ningún efecto nocivo evidente, la coca fue declarada un estupefaciente altamente adictivo sin usos terapéuticos o industriales conocidos y clasificada en la Lista I de la Convención Única de 1961. Y todo esto, sin que se hubiera efectuado un solo estudio de campo con algún grupo de “adictos” a la coca.

    Por lo tanto, es comprensible que los pueblos andinos y amazónicos que consumen coca sientan que han sido ignorados e incluso insultados por la comunidad científica internacional, así como humillados por las burocracias de la ONU que los exhortan, en el inimitable lenguaje de la Convención Única, a abolir lo que dichos pueblos consideran una costumbre saludable y ancestral. Es también significativo que, desde 1953, prácticamente no se haya producido ningún intento para proporcionar una corroboración científica seria a la tesis de la adicción de la coca, ya que hacerlo invitaría casi irremediablemente a concluir lo contrario y, de este modo, las bases de la prohibición internacional de la coca quedarían totalmente minadas.

    Un informe inédito de la OMS y el UNICRI sobre la coca y la cocaína, realizado en 1992-94, echó finalmente por tierra lo que quedaba del argumento de la adicción de la coca, y puede que éste haya sido uno de los motivos por los que el embajador estadounidense bloqueó su publicación en la Asamblea Mundial de la Salud.  

    Respecto al potencial de la coca para curar la adicción a la cocaína y al crack, hay muchos testimonios de ex consumidores de cocaína que dicen haber mejorado con el uso de varias formas de hoja de coca, a menudo un preparado en polvo que se consume fácilmente conocido como mambe en español e ypadú en portugués brasileño. Entre los experimentos sistemáticos a este respecto por parte de médicos se cuentan los proyectos de Theobaldo Llosa (2007) en Lima y Jorge Hurtado (1997) en el hospital psiquiátrico de La Paz. Aunque carecen del conjunto de datos que permitirían construir un argumento científico sólido para este tipo de intervención, los primeros resultados son indudablemente alentadores y anuncian buenos presagios para el futuro.

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    Más información: Los mitos de la coca, Drogas y conflicto documentos de debate, junio de 2009

  • Mito 2: Coca y alcaloides

    makingcocaineLa cocaína se puede extraer fácilmente de las hojas de coca / Las hojas de coca no contienen cocaína

    Para algunos, “la cocaína puede extraerse fácilmente de las hojas de coca”, mientras para otros, “la hoja de coca no contiene cocaína”. Las posturas extremas en este debate tienen una historia aún más larga y con mayor carga ideológica que las encontradas en el de coca y alimentación.

    Las burocracias de la fiscalización de estupefacientes citan constantemente la “fácil extracción de la cocaína” como motivo para mantener las hojas de coca sometidas a las listas de control más estrictas; por el otro, los defensores de la coca recurren a fórmulas como “la coca no es cocaína” o “la coca es con respecto a la cocaína lo mismo que la uva con respecto al vino”. La analogía con el vino está especialmente fuera de lugar, ya que la fermentación del alcohol a partir de azúcares vegetales naturales no es comparable en modo alguno con la extracción de alcaloides naturales de una fuente vegetal orgánica.

    Por un lado, se encuentra la visión tradicional occidental, consagrada en la Convención Única de la ONU, que equipara totalmente coca con cocaína tratándolas de la misma forma. Por el otro, hay una escuela de pensamiento que siempre ha hecho hincapié en las diferencias entre coca y cocaína, y que, a menudo – quizá equivocadamente – ha intentado identificar su distinción básica utilizando la comparación entre un alcaloide y la composición, de mayor complejidad química, de la hoja.

    Este hecho ha desembocado en la postura extrema de negar que la coca contenga algo de cocaína y ha socavado gravemente los intentos por entender las verdaderas diferencias entre estas dos sustancias: un único alcaloide con una clara estructura molecular, y una planta con un complejo – y aún poco entendido – conjunto de nutrientes minerales, aceites esenciales y varios componentes con mayores o menores efectos farmacológicos, uno de los cuales resulta ser el alcaloide cocaína.

    En la discusión pública sobre estas distintas formas de la sustancia, pocas veces se ha reconocido que la lenta y claramente demostrable asimilación de la cocaína a través de la masticación de la coca proporciona, de hecho, un argumento más sólido para la defensa de esta costumbre tradicional que la idea, científicamente insostenible, de que la coca no contiene o no libera en el organismo humano cocaína.

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    Más información: Los mitos de la coca, Drogas y conflicto documentos de debate, junio de 2009

  • Mito 1: Coca y alimentación

    cocacandyEl consumo de coca es sintomático de hambre y desnutrición / La coca es una solución al problema mundial del hambre

    Mientras para algunos, “el uso de la coca es sintomático de hambre y desnutrición”, otros, por el contrario, ven “la coca como una solución a los problemas de hambre en el mundo”. Los observadores poco perspicaces tienden a confundir desde hace tiempo el consumo de coca con una dieta inadecuada y, por lo tanto, a sostener que la coca es responsable, en cierta medida, de la desnutrición entre la población andina. En el extremo opuesto, sin embargo, se encuentra un grupo de presión que cada vez se hace oír más que defiende el consumo de coca no tanto como estimulante, sino como un complemento alimenticio y, en ocasiones, realiza afirmaciones desmesuradas sobre los beneficios dietéticos de la coca.

    El consumo de hojas de coca no es una causa de desnutrición, pero tampoco es la panacea a las carencias nutricionales provocadas por los desequilibrios de los patrones de alimentación modernos. Aunque podría desempeñar un importante papel como complemento alimenticio, lo cierto es que el uso de la coca se ha percibido tradicionalmente no tanto como un sustituto de la alimentación sino como algo que se masca o se bebe después de la comida, con el estómago lleno, es decir, como digestivo a la manera como se toma el té o el café. La principal razón para desestimar la posibilidad de que la coca se vuelva un alimento de importancia es su costo. Aunque, por supuesto, esto no sería un problema para el consumidor urbano relativamente afluente quien es el principal defensor de la coca como alimento, pero pondría indudablemente límites a un potencial rol de la coca para mejorar el estatus nutricional de poblaciones pobres y marginadas.

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    Más información: Los mitos de la coca, Drogas y conflicto documentos de debate, junio de 2009

  • Resumen de "Los mitos de la coca"

    debate17sLa hoja de coca se ha usado con muchos fines, cada uno de ellos al servicio de distintos intereses y agendas. Su nombre se ha visto incluso apropiado por un fabricante de refrescos, que sin embargo aún no quiere reconocer que utiliza esta planta para producir su “oro negro”. La prensa de todo el mundo emplea a diario la palabra coca en sus titulares cuando se refiere, en realidad, a la cocaína.

    Vease el informe: Los mitos de la coca, Drogas y conflicto documentos de debate, junio de 2009

     

    Aunque es poco probable que la mayoría de países cuestione que la coca forma parte de la identidad y la historia de la región andino-amazónica, la posible eliminación de la hoja de coca del sistema internacional de fiscalización se sigue topando con un escepticismo considerable. El debate lleva demasiado tiempo estancado en el punto muerto en que se encuentra ahora y, en algún momento de un futuro no muy lejano, se deberán tomar decisiones políticas sobre el destino y la situación jurídica de la coca. Especialmente porque un país ha anunciado recientemente que emprenderá los pasos necesarios para deshacer el error histórico de incluir la hoja de coca en la Convención de 1961.

    Los mitos de la coca

    Son muchos los mitos en torno a la hoja de coca. Los polémicos debates sobre esta planta expresan visiones y opiniones radicalmente enfrentadas, y aquellos que no están familiarizados con el tema se pierden con facilidad en el laberinto de aparentes contradicciones. El debate está politizado y se ha convertido en objeto de posicionamientos ideológicos extremos. Para algunos, la hoja de coca es tan adictiva como su derivado más conocido, la cocaína; otros sostienen que puede curar la mitad de las enfermedades de los tiempos modernos. Para algunos, el cultivo de coca es la principal causa de la degradación ambiental de ciertas zonas; mientras otros afirman que la coca ayuda a proteger el suelo e impide su erosión.

    Al identificar los mitos por parejas, en que cada uno representa el extremo de un determinado tema de debate, nuestro objetivo es apuntar al punto medio del que puede surgir un nuevo consenso de base empírica con respecto a las indiscutibles propiedades estimulantes, nutritivas y terapéuticas de la coca. Consideramos a continuación cinco áreas polémicas: coca y nutrición; coca y alcaloides; coca y adicción; coca y ambiente; y coca y sociedad.

    Mito 1 - Coca y alimentación
    El consumo de coca es sintomático de hambre y desnutrición / La coca es una solución al problema mundial del hambre

    Mito 2 - Coca y alcaloides
    La cocaína se puede extraer fácilmente de las hojas de coca / Las hojas de coca no contienen cocaína

    Mito 3 - Coca y adicción
    El consumo de coca provoca un tipo de drogodependencia / El consumo de coca cura la dependencia de la cocaína y el crack

    Mito 4 - Coca y ambiente
    El cultivo de coca está destruyendo la selva / El cultivo de coca es ideal para las tierras menos fértiles de los trópicos y se cultivará en todos sitios cuando se legalice

    Mito 5 - Coca y sociedad
    Los cocaleros deberían ser consideradoscomo traficantes de drogas / Los cocaleros sólo cultivan coca para satisfacer los usos indígenas tradicionales

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