El Estado mexicano continúa en su quehacer cotidiano de detener y encarcelar a usuarios y jóvenes menudistas, y de erradicar cultivos ilícitos con pesticidas nocivos para la salud en las zonas más pobres del país. El mercado negro sigue floreciendo e incluso hay indicios de que parte del tráfico de productos de cannabis fluye ahora de la frontera norte al sur. Se producen legalmente en Estados Unidos para venderse ilegalmente en nuestros mercados. Mientras, los pacientes mexicanos, sus familiares, los empresarios, cultivadores y usuarios viven en una situación de incertidumbre jurídica y la desigualdad en la aplicación de la ley se hace cada vez más evidente.