El escenario de las drogas en Colombia se caracteriza por el dominio de una confusión de cifras insuficientemente fundamentadas, y de diagnósticos especulativos que luego generan políticas que reflejan ese desorden. El común denominador es la instrumentalización política de los datos. Prima el afán de mostrar resultados éxitosos que avalen y garanticen la continuidad de la política en vigencia. Con tal fin, con frecuencia se parte de situaciones coyunturales – como la caída de estructuras organizativas que conforman una línea de exportación de drogas, o importantes incautaciones de sustancias, extradiciones, etc – para inferir diagnósticos estructurales que anuncian un fin cercano de la economía de las drogas.
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La manipulación de datos y diagnósticos que se ha hecho en Colombia para consolidar el “éxito de la estrategia” está haciendo carrera en países como México que miran hacia Colombia como el país del cual hay que aprender. Algunos expertos y observadores de Estados Unidos cercanos a los círculos de decisión en asuntos antinarcóticos difunden esa misma percepción. Mientras las estrategias antinarcóticos no partan de un balance serio que fundamente lo que realmente sucede en materia de drogas será imposible reajustar las políticas o cambiar el rumbo que han tenido desde hace décadas. En este contexto, la justeza de las cifras y su interpretación son decisivas para la generación de estrategias más adecuadas.
Este informe da un vistazo a lo que sucede con las cifras para la coca y la cocaína en Colombia con la idea de levantar algunos interrogantes acerca de lo que las autoridades presentan como el éxito del control de drogas en Colombia.
Conclusiones & Recomendaciones