Tailandia legaliza el kratom

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Bangkok despenaliza una planta estimulante usada en la medicina tradicional

This handout from Thailand's Office of the Narcotics Control Board (ONCB) taken on February 2, 2021 and released on August 24, 2021 shows a farmer tending to a kratom plant on a farm in Nonthaburi. - Thailand on August 24 decriminalised kratom, a tropical leaf long used as a herbal remedy but which some health regulators around the world have criticised as potentially unsafe. (Photo by Handout / THAILAND'S OFFICE OF THE NARCOTICS CONTROL BOARD (ONCB) / AFP) / -----EDITORS NOTE --- RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT
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Durante siglos, los tailandeses han consumido kratom, una planta originaria del Sudeste Asiático empleada en la medi­cina tradicional. Mascada, en forma de píldoras o preparada como infusión, sus defensores aseguran que, dependiendo de la dosis, puede servir como anal­gésico natural o estimulante, ayuda a superar adicciones y que entraña pocos riesgos para la salud. Con todo, en las últimas décadas ha permanecido incluida en la lista de drogas ­ilícitas elaborada por las autoridades locales, una clasificación que abandonó hace tan solo unos días.

Desde ahora, los tailandeses que lo deseen podrán consumir y vender esta planta sin problemas, algo que antes estaba penado con hasta dos años de prisión y multas de unos 5.000 euros para cantidades superiores a los diez kilos. De la medida también se benefician 121 presos encarcelados, que serán puestos en libertad de inmediato, así como las miles de personas que tenían un proceso pendiente por poseer o comerciar con la sustancia. Además de aliviar el recargado sistema judicial, la legalización “pondrá fin a la criminalización abusiva de esta droga utilizada durante mucho tiempo en las comunidades rurales tradicionales del país”, aseguró Phil Robertson, dirigente regional de la asociación Human Rights Watch.

Hace dos años, el país se convirtió en el primero de la región en autorizar el uso medicinal del cannabis

El kratom, cuyo nombre científico es Mitragyna speciosa , crece de forma natural en numerosos países del Sudeste Asiático. En dosis bajas, produce efectos estimulantes similares a los de una taza de café bien cargado, lo que ayuda a estar más despierto y tener más energía. En dosis más altas, sus efectos se asemejan más a los de los opiáceos, y se emplea para aliviar dolores, relajarse o calmar la ansiedad. De hecho, sus defensores afirman que su consumo es efectivo a la hora de lidiar con procesos de desintoxicación del alcohol o la heroína, por ejemplo.

En el sur tailandés, donde su consumo está más extendido, el político local Ramdin Areeabdulsorma aseguró que esta planta forma parte de la vida cotidiana de la población desde hace mucho tiempo, por lo que legalizarla es la solución más racional. “Los locales o los pacientes que la necesiten podrán acceder a él con mayor facilidad”, asevera. También puede servir para animar la agricultura local, en horas bajas tras la caída del precio del caucho, ya que los campesinos podrán cultivarla para tratar de compensar pérdidas.

Con todo, a muchos les preocupa que no se emplee de forma correcta, como mezclándolo con otros narcóticos en cócteles o tés, algo que sigue siendo ilegal. “Actualmente, mucha gente ha perdido su trabajo (por la crisis del coronavirus) y puede utilizarla para reducir su estrés. Esto es muy peligroso”, apuntó Nimu Makaje, líder de una comunidad musulmana.

La despenalización es el último paso dado por Bangkok para liberalizar sus leyes antidroga. Hace dos años, Tailandia se convirtió en el primer país de la región en autorizar el uso medicinal del cannabis, así como la compra y el cultivo autorizado de plantas de marihuana. Aun así, su legislación sigue siendo muy estricta, y miles de personas cumplen severas penas en unas prisiones superpobladas acusados de poseer o comercializar drogas populares como la metanfetamina.

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Hasta la fecha, el rey del katrom es la vecina Indonesia, un país donde su consumo está prohibido pero donde se permite su cultivo y exportación. A principios de siglo, el archipiélago se convirtió en el principal productor y exportador mundial de esta sustancia, con Estados Unidos como mercado principal, donde se vende en coffeeshops especializados o por internet. Aunque allí su consumo no ­está regulado, organismos como la Administración para el Control de Drogas (DEA) ­creen que puede crear adicción y la incluyen en su categoría de drogas que provocan “preo­cupación”.

El katrom indonesio también se puede encontrar en Canadá o Europa. En España, según la web especializada Kationickratom, esta sustancia ha pasado desapercibida a los ojos de los legisladores, por lo que su posesión no es un delito. Sin embargo, señalan que, pese a no ser ilegal, no está permitido para consumo humano, por lo que no puede venderse para tal fin ni como complemento alimenticio ni como medicamento.

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