Superar el estigma del narcotráfico y convertirse de golpe en una potencia comercializadora de productos derivados del cannabis ya era una misión compleja. Casi una década más tarde, tras la aprobación del decreto de legalización para el uso medicinal de la marihuana en Colombia, más del 90% de las compañías del sector atraviesan estrecheces económicas. Cerca del 40% de las compañías autorizadas para funcionar en los últimos siete años ha cerrado. Los empresarios señalan como culpable a la maraña de obstáculos burocráticos y legislativos para hacer negocios. La historia tiene, sin embargo, más eslabones de complejidad.